¿Qué nos pasó? ¿En qué momento nos movieron el piso, y por qué de esta forma? Somos 7 mil 600 millones de personas en total condición de vulnerabilidad. ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo estás?
La empatía, es el estado emocional y mental que podemos tener frente al pensamiento, acción y reacción de una persona que bien, puede ser o no, cercana. Nos da la posibilidad de ponernos, si queremos, en los zapatos del otro o la otra. Y en caso de no compartir sus formas, podríamos acercarnos a entender sus fondos, lo que le mueve, lo que le afecta, lo que le impide o le impulsa a tomar determinadas acciones.
Se nos puede hacer muy lógico, que cada una de nosotras como personas, estemos constituidas dentro de pensamientos positivos, nobles, honestos, y propositivos para relacionarnos en nuestras comunidades en sana convivencia.
Sin embargo, los problemas y las diferencias materiales nos ponen a prueba. La riqueza y la pobreza traducidas en la falta o el exceso de poseer determinadas “cosas”, nos hacen olvidarnos de la otra persona. De el de enfrente, el de mi lado, el de atrás.
Nos han pedido, durante los días de sana distancia, usar cubrebocas, lavar nuestras manos, quedarnos en casa, mantener lejanía de metro y medio entre una persona y otra cuando tenemos que salir de casa. Sin embargo, hay quienes simplemente hacen caso omiso, o pueden declarar que todo ha sido una conspiración. Hasta líderes religiosos, podrían apostar a que fue un invento.
Por años México ha sido un país deficiente en los servicios de salud. El COVID-19 es una enfermedad que puede llegar a ser mortal sobre todo en cuerpos vulnerables por padecer enfermedades como diabetes o hipertensión. Pues resulta que los habitantes de este país están entre el primero y segundo lugar mundial en obesidad y las disfunciones que esto conlleva.
¿Cuál es entonces el riesgo? Alto, muy alto de requerir hospitalización en el sector de la población con esas características.
Si tenemos el conocimiento sobre la situación en la que nos encontramos, ¿qué tan difícil es ser empáticos con los demás?
Los floristas pedían abrir negocios el 10 de mayo para recuperar sus ventas que habían caído ya 80%. Pero, conociendo la falta de capacidad de la población para pensar en los demás, se impidió la venta en establecimientos y se autorizó solo venta a domicilio. No pudimos manifestar nuestro apoyo y hacerlo real para que solo un sector productivo pudiera sacar ésta temporada a flote. No se le apostó al buen comportamiento de la población.
¿Qué sigue? La resiliencia. Le apuesto a que podemos ser resilientes, conocer, entender y practicar la capacidad de superar las circunstancias, con una estructura más sólida en nuestro pensar y sentir respecto a los demás. Que nuestros actos tengan eco, que la repercusión de los mismos, sean constructores de buenas emociones traducidas en una comunidad más sana.
De esta forma, podemos apostar que las diferencias económicas, dejarán de describirnos para convertirnos simplemente en personas satisfechas con lo que somos, con lo que tenemos y con lo que hemos conseguido, y, por lo tanto, más satisfechas con la vida misma.
Trini Rodríguez Ledesma es periodista